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El cadáver político de Severo Moto se retira para gestionar una pensión para sobrevivir

El último anuncio del viejo dinosaurio del golpismo y la oposición resulta cuanto menos sorprendente: Severo Moto asegura que abandona la presidencia de su partido. Un anuncio innecesario, porque su partido hace años que no existe, tras el cual suponemos que subyace otra realidad: la de que Severo Moto estaría intentando cobrar una pensión de jubilación, o el Ingreso Mínimo Vital, para seguir malviviendo en España.

Impactados hemos quedado tras el último anuncio del gran dinosaurio de la maquinación, el fantasmeo político y el golpismo internacional: a través de la página oficial de Facebook del autodenominado Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, se ha anunciado la supuesta retirada de su “presidente” Severo Moto.

En el texto publicado en este medio, se dice que “Severo Moto, presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, renuncia a todos sus cargos y responsabilidades orgánicas y ejecutivas, en favor del equipo negociador… El presidente del Partido del Progreso desde su fundación, ha decidido dar un paso a un lado y dejar toda la libertad posible al equipo negociador que está trabajando con otras formaciones políticas disidentes, así como con organismos internacionales para el inicio de un cambio de régimen en Guinea Ecuatorial”.

De ser cierto este anuncio (ya que el Partido del Progreso mantiene varias páginas web, totalmente desactualizadas, en las que no se ha publicado esta noticia), supuestamente Severo Moto daría por cerrada su dilatada y rocambolesca carrera como falso periodista y político de ficción, dedicado en realidad a pergeñar continuos intentos de boicots y golpes de Estado, con el fin de convertirse en el Presidente de Guinea Ecuatorial. Una vieja y permanente aspiración, jamás conseguida, que le ha convertido en el eterno “alma en pena” de la oposición ecuatoguineana; en un espíritu errante, frustrado y en continua aflicción.

El anuncio nos llega después de los rumores de que estuvo contagiado, y a punto de morir, por el Covid-19. Y también nos llegan cuando el viejo golpista se encuentra en pleno olvido, con el abandono de propios y extraños. De tal forma que, a día de hoy, ni los medios internacionales que antes le dedicaban páginas enteras, ni otros “colegas” de la oposición, se han hecho ni siquiera eco de su anuncio. Irónicamente, sólo en PDGE hemos leído con atención su supuesta despedida de la vida activa.

Al respecto, lo primero que se nos ocurre es: que Severo  Moto diga que se retira de la política activa, no deja de ser un anuncio “de perogrullo”, porque la realidad es que ya está retirado, no sólo de la política, sino del mundo real; ya que Severo lleva décadas sin participar ni en la vida política de Guinea Ecuatorial, ni de la de ningún otro país; ni siquiera hace, ni ejerce, ninguna actividad de algún tipo, salvo tal vez, escribir alguna paranoica panfletada de las suyas, por internet.

Por eso, suponemos que, cuando Severo Moto hace este anuncio es porque tiene algún motivo para hacerlo. Y sabiendo que, detrás de todo lo que hace el viejo golpista, siempre hay algún interés económico, pues suponemos que lo que Severo Moto está intentando es algo tan simple y sencillo como jubilarse en España e intentar cobrar, al menos, una exigua pensión; posiblemente el Ingreso Mínimo Vital que el Gobierno de España ha puesto en marcha para atender a aquellos casos en riesgo de exclusión social. Para lo cual necesita demostrar que ya no ejerce ningún tipo de actividad profesional, y mucho menos política. En resumen: que no tiene oficio, ni beneficio. Es por ello por lo que Severo Moto ha lanzado a los cuatro vientos un anuncio absurdo, porque la inexistencia de su partido -y por tanto de la presidencia del mismo-, no es de ahora, sino de hace muchos años.

Lo cierto es que, en estos tiempos del COVID-19, con la crisis económica internacional, conseguir una pensión de este tipo no es fácil. Y claro, el historial de Severo Moto no es precisamente el de un pacífico y tranquilo abuelito que espera cobrar su jubilación, sino el de un exdelincuente, expresidiario, que se ha visto involucrado en todo tipo de historias rocambolescas, y cuyo nombre aparece en algunos de los más sonados dossieres policiales: desde su participación en el fallido intento de golpe de Estado de Simon Mann a su detención en Angola con un barco cargado de armas. Desde su arresto en el Puerto de Sagunto (Valencia) con fusiles, hasta su extraña huida a Croacia acusando al Gobierno español de querer matarle. O, los casos más recientes: su aparición en el asunto de los “papeles de Bárcenas” o en las declaraciones del excomisario Villarejo. En buena parte de los asuntos turbios de las últimas décadas: allí aparece Severo Moto.

Todos sabemos que si Severo Moto hubiera mantenido su actividad política opositora de una forma leal y noble, sin pergeñar golpes de estado, ni liderar movimientos mafiosos, ni montar “gobiernos en el exilio” fantasmagóricos;  y sobre todo, sin intentar provocar guerras y enfrentamientos dentro de nuestro país… el viejo opositor hoy podría aspirar a un retiro digno -en todos los sentidos- tanto en España, como en Guinea Ecuatorial, y permanecer viajando entre ambas naciones, rodeado por el afecto de su gente de aquí, y de la de allí. No tendría que estar mendigando una mísera pensión en la excolonia española y anunciando una falsa retirada, que es una realidad hace ya muchos años.

Lamentablemente, su surrealista trayectoria le priva de esta oportunidad, en cualquier sitio y lugar. Sus maquiavélicos planes de guerra le hicieron ganar el repudio del pueblo ecuatoguineano, al que puso en peligro con su desmesurada ambición por llegar al ser el presidente. Su esperpéntico “gobierno en el exilio” provocó la risa y la burla internacional, y su mercenaria actuación con los partidos políticos españoles (llegó a cobrar en B tanto por parte del PSOE como del PP) le han conducido al abandono absoluto por parte de todos sus antiguos avalistas, incluyendo todos aquellos lobbies de empresarios a los que estafó asegurándoles que les iba a hacer rico cuando él fuese el Presidente de Guinea Ecuatorial.

Sirva, eso sí, este ejemplo para que tomen nota los opositores más jóvenes, que siguen creyéndose que, por largarse a otro país a soltar la perorata de la democratización opositora a quienes solo quieren hacer negocio en nuestras tierras, van a vivir del cuento para siempre. A todos ellos les recordamos que, quienes hoy les engañan con falsas promesas políticas, mañana les abandonarán, muertos de hambre, sin oficio, ni beneficio, sin siquiera una simple pensión. Lo mismo que le pasa hoy a Severo Moto. Y más todavía en estos tiempos del COVID, en los que la crisis ya existente, y la que se avecina, va a suprimir de un plumazo las subvenciones y ayudas que muchos partidos políticos en España y otros países, han venido otorgando a algunos de ellos.

De todas formas, no nos hagamos muchas ilusiones: sabemos que todos los anuncios que ha hecho Severo Moto a lo largo de su vida han sido falsos, así es que esperamos que reaparezca con cualquier otra película de las suyas, una vez haya conseguido las ayudas que necesita para sobrevivir. Porque, sinceramente, ¿quién puede creer, a estas alturas, a Severo Moto? Nosotros no, desde luego.

Departamento de Prensa del PDGE

agosto 27, 2020