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La historia del Golpe de Libertad, contada por su protagonista

En el centro, el Presidente Obiang.

Cuando acabamos de celebrar el 36º Aniversario del 3 de Agosto, recordamos aquel momento que dio un completo giro a la historia de Guinea Ecuatorial, a través del propio relato realizado por el Presidente Fundador del PDGE, Obiang Nguema Mbasogo, en sus memorias “Mi Vida por Mi Pueblo”.

Cuando acabamos de celebrar el 36º Aniversario del 3 de Agosto, recordamos aquel momento que dio un completo giro a la historia de Guinea Ecuatorial, a través del propio relato realizado por el Presidente Fundador del PDGE, Obiang Nguema Mbasogo, en sus memorias "Mi Vida por Mi Pueblo". CAPÍTULO VII: LA DICTADURA DE MACÍAS LLEGA A SU FIN El desenlace de la era Macías Macías se encontraba todavía en Bata y no en Malabo, me llamaba con regularidad para despachar. Pronto descubrí que había empezado a desconfiar de mí. En realidad tenía razón, porque aunque no proyectaba ninguna acción contra él, estaba en completo desacuerdo con su forma de actuar. Macías me confiaba muchos expedientes para estudiar, sobre todo asuntos ajenos al ejército y a mis funciones. Con motivo de una enfermedad, solicité regresar a Malabo. Durante ese periodo, Macías seguía convocándome con frecuencia a su poblado natal para resolver algunos asuntos que no tenían que ver con el ejército, como por ejemplo el presupuesto para poder pagar a los funcionarios, que llevaban siete meses sin cobrar. Durante diez años de trabajo continuo nunca había disfrutado de vacaciones y por orden de Macías, tuve que quedarme en Bata en lugar de marcharme a mi poblado. El presidente quería encargarme la organización del desfile militar conmemorativo del quinto aniversario de la fundación del Partido Único. Las unidades que yo preparaba para dicho desfile estaban compuestas en su mayoría por niños vestidos de uniforme, desordenados y sin ninguna formación militar. Hay que recordar que Macías había creado en 1976 un servicio militar para niños entre 7 y 14 años. Me di cuenta enseguida de que algunos oficiales se comportaban conmigo con cierta desconfianza, como si sospecharan que quería huir del país, como lo habían hecho los demás. A pesar de ello, fui designado como miembro de una delegación oficial que se trasladó a Yugoslavia, para participar en una reunión de ministros de los Países No Alineados. Creo que era una manera disimulada de controlarme mejor. No se trataba de manera alguna de un signo de confianza. Después me exigió que trabajara durante algún tiempo en las obras de la nueva capital de Nzagayong. En su poblado durante una entrevista en pleno bosque, me percaté de la atmósfera enrarecida que rodeaba a mi persona. No se trataba en realidad de una entrevista, sino más bien de un acto de acusación. Me hizo algunas preguntas que demostraban su indisposición hacia mi persona, como consecuencia, tal vez, de las denuncias de alguien. En realidad yo no había emprendido ninguna acción contra él, pero tenía la impresión de que mucha gente de su entorno no me apreciaba. Tuve la sensación de que Macías había perdido su confianza en mí. A pesar de todo, me permitió regresar libremente a Malabo. Sospeché que ya tenía a alguien para reemplazarme y entonces comprendí que quería prescindir de mí. Cuando me pidió que fuera a verle a la "nueva capital" y tras descubrir que era una trampa montada por él para detenerme, busqué por todos los medios el modo de desobedecer dicha orden, recurriendo a todo tipo de astucias posibles. Envió entones por barco un contingente de militares para venir a ocupar la ciudad de Malabo y apresarme. El ejército, al igual que la milicia, ya estaba dividido en dos grupos: una parte que permanecía al lado de Macías, y otra que empezaba a verme como un líder capaz de buscar, y conseguir una salida institucional de la situación insoportable que se vivía en ese momento en todo el país. Entretanto, yo ya había contactado con los responsables de Malabo, para explicarles que la situación se había vuelto insostenible y había que cambiar las cosas. Esto sólo podía hacerlo en Malabo, donde Macías ya no contaba prácticamente con ningún seguidor. En cambio, en Bata no se hubiera podido actuar así, aunque también contaba allí con algunos partidarios. (Continuará) Gabinete de Prensa del PDGE
agosto 11, 2015