¿PARA QUÉ HA SERVIDO ASODEGUE? (Artículo de La otra voz)
Día tras día, el sitio web Asodegue gratifica a sus lectores con una meticulosa recogida de artículos de prensa que tratan acerca de Guinea Ecuatorial. Como buen guardián del pensamiento único anti guineano, el sitio web administrado por Adolfo F. Marugán aprovecha esta oportunidad para decidir lo que está bien y lo que está mal, como si fuera un profesor de escuela. ¿Qué éste medio independiente (La otra voz) se atreve a dar la palabra a las autoridades de Guinea Ecuatorial? Entonces Asodegue nos califica de “portavoz no oficial del Gobierno”. ¿Qué se anuncia una medida gubernamental? En seguida aparece en Asodegue, seguida de una avalancha de críticas a la misma.
Lo cierto es que ni en Europa ni en ninguna parte del mundo, alguien lee a Asodegue. Pero aun así es interesante observar quienes son los que manejan las cuerdas de esta llamada ONG que dice trabajar “para la democratización de Guinea Ecuatorial”.
Para esto, es necesario hacer una rápida revisión de la historia: Cuando el Presidente Obiang decretó el multipartidismo en Guinea Ecuatorial, en España gobernaba el socialista Felipe González. Aunque la antigua potencia colonial había abandonado, de la noche a la mañana, a su única colonia africana, dejándola sin recursos ni cuadros preparados para trabajar, Felipe González intenta recuperar el control sobre Guinea Ecuatorial. Con este fin, el entonces Jefe del Gobierno español reactiva los demonios coloniales, y dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores español se crea un departamento dedicado a Guinea Ecuatorial. Una práctica inusual en los anales de la diplomacia española. Y hasta en la diplomacia en general. El director general de esta oficina se dedicó a generar, partiendo de cero, y en nombre del lobby socialista, una oposición radical al régimen del presidente Obiang. Esta fue la base, malsana, vengativa y neocolonialista con la que nació Asodegue. Para asegurarse de no ser traicionados, los socialistas españoles pusieron a la cabeza de Asodegue a un español, Adolfo F. Marugán, en lugar de poner a un ecuatoguineano.
El gobierno socialista apostó entonces por Asodegue. Impulsó a su criatura al frente de la escena política, presentándola en la “alfombra roja” de la Internacional Socialista. Y también se abrió para Asodegue el grifo de los subsidios económicos que supuestamente debían ser redistribuidos entre distintos partidos políticos de la oposición al régimen del Presidente Obiang. Esto generó muchas tensiones, ya que Adolfo F. Marugán gestionó el “maná español” con opacidad financiera. A partir de ese momento, el resto de los grupos políticos criticaron el sectarismo ideológico de Asodegue, que promocionaba preferentemente al partido CPDS. El hecho de que Asodegue nunca haya publicado sus cuentas o sus fuentes de financiamiento acredita esta tesis.
Al notar que Asodegue está luchando para influir en la política ecuatoguineana, se decide en Madrid crear un programa dedicado a Guinea Ecuatorial en Radio Exterior de España. Se transmite todos los días de 5 a 6 de la tarde y solo la oposición tiene derecho a hablar. Este circo mediático durará casi una década antes de que desaparezca el espectáculo. Pero Asodegue, hoy en día sigue existiendo.
Todo esto, ¿para qué?
Bajo una retrospectiva histórica, solo cabe hacerse una pregunta: todo esto, ¿qué resultado ha tenido? Asodegue jamás ha contribuido a la democratización de Guinea Ecuatorial. Ni de cerca, ni de lejos. Esta asociación nunca ha organizado ningún seminario sobre el tema; nunca ha participado en el más mínimo dialogo nacional; ni siquiera ha llevado a cabo ni una visita a Guinea Ecuatorial. Y por supuesto, nunca ha participado en ninguna reunión de concertación entre los poderes públicos y la oposición. Para lo único que ha servido Asodegue es para dividir a las fuerzas vivas del país.
Ello no impide que Adolfo F. Marugán y sus patrocinadores socialistas españoles continúen su lucha. Pero, por lo menos ahora, los ciudadanos de Guinea Ecuatorial son totalmente conscientes de que Asodegue es solamente un caballo de Troya cargado de intereses que van en contra de ellos. Y esto ya es mucho.
G.MDC
